El estudio de la prensa ha cobrado mucha importancia en las últimas décadas. Las y los historiadores que encuentran la trascendencia de la vida cotidiana, de las mentalidades y de las ideas no dudan en acudir a los periódicos con nuevas estrategias. En el siglo XIX, el periódico da lugar a un sistema de información que media en la sociedad de forma tal que los ciudadanos participan de diversas maneras en los cambios que se presentan, derivados de decisiones de autoridad y de sucesos de toda índole, políticos, económicos, naturales, científicos y culturales.
Quienes intervienen en ese universo dan lugar a la prensa como medio de comunicación impreso, que adquiere tal importancia para ser considerado a finales del siglo xix el cuarto poder. De este modo, y como lo advierte Laurence Coudart:
…una de las principales tareas del historiador de la prensa consiste en interrogarse, en identificar y evaluar su papel, sus funciones en plural, y sus modalidades propias de transmisión; rebasando así la clásica saga hagiográfica, liberal, nacional o patrimonial que no permite descubrir sus mecanismos ni sus originalidades. Por ello, una problemática que sigue siendo fundamental consiste en esclarecer cuándo y cómo el periódico impacta o integra a la sociedad civil en su conjunto y en su diversidad, y en descifrar las implicaciones –alcances y límites– de tal fenómeno en los procesos históricos y culturales, en la formación de la esfera pública impresa y del sistema mediático.
El historiador tiene ante sí una tarea compleja, y con el propósito de contribuir a la exploración de una de las múltiples rutas que ofrece la prensa, y como resultado de algunas investigaciones y lecturas personales, identificamos desde hace muchos años la importancia que tienen las crónicas publicadas en los periódicos. Algo que, evidentemente, han advertido múltiples críticos e historiadores de la literatura, muchos de los cuales se han dado a la tarea de compilar, estudiar y editar crónicas de autores consagrados de nuestras letras.
Es necesario regresar a las páginas de los periódicos y revistas donde fueron publicados poemas, cuentos, novelas, artículos, discursos y crónicas, entre otros textos noticiosos y publicitarios, para estudiarlos y recuperarlos. De esa manera se ha procedido, por lo menos, durante las últimas cinco décadas, para formar obras completas o escogidas y antologías de los escritores más reconocidos de nuestras letras.
Así, convencido del valor que tienen las crónicas periodísticas, desde hace más de cinco años el profesor Miguel Angel Castro Medina imparte un curso en el Colegio de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México que tiene por nombre “ Crónica, historia, prensa y literatura ”, de modo que, dado el interés de las y los alumnos y tras haber identificado sus intereses y preferencias, se consideró un corpus amplio y representativo del género que permitiera su estudio histórico y además pudiera atraer a cualquier interesado en la historia de las costumbres, de la vida cotidiana, del ir y venir de la Ciudad de México, de múltiples incidentes que merece la pena recordar.