«Entonces fue cuando apareció por primera vez en México el tipo popular llamado sucesivamente guarda, sereno y gendarme: tipo estoico porque él ha resistido siempre el calor, el frío, la menuda lluvia y los fuertes aguaceros; tipo sufrido porque él ha llevado con paciencia las flaqueas del prójimo asustadizo, que cada rato oye pasos en la azotea de su casa y toma a los gatos por ladrones, y las impertinencias de los borrachos, a quienes tienen que persuadir por la razón o la fuerza de que deben retirarse o caminar a la Comisaría; tipo simpático para los enamorados a quienes, con la sonrisa en los labios y el farol en mano, les proporcionaba la escalera para subir al cuelo de sus amores […]»
Luis Gonzáles Obregón
Luis González Obregón Nació en la ciudad de Guanajuato el 25 de agosto de 1865 y murió el 19 de junio de 1938 en Ciudad de México. Siendo muy pequeño, su familia decidió trasladarse a la capital del país; ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria, en donde fue alumno de Ignacio Manuel Altamirano. La admiración hacia este personaje lo motivó a entregarse al estudio y a la divulgación de la Historia. Bajo la tutela de Altamirano y con el apoyo de su amigo Ángel de Campo (Micrós y Tick-Tack) fundaron El Liceo Mexicano el 5 de febrero de 1885, e hicieron la primera publicación el 15 de octubre de ese mismo año. En esta asociación literaria –que nació bajo el cobijo del Liceo Hidalgo– se reunió y formó una nueva generación de literatos. La revista homónima sigue el proyecto nacionalista de Altamirano, y en ella destacan los artículos de corte histórico y la literatura converge en el desarrollo de identificación de “lo mexicano”. Aquí González Obregón escribió biografías de héroes de la patria y artículos sobre hechos históricos; entre muchos otros autores que colaboraron en esta revista, destacan las figuras de Manuel Gutiérrez Nájera y Luis G. Urbina. En 1890, en el periódico El Nacional redactó la sección “México Viejo”, en la cual relata leyendas de distintos lugares y la vida de personajes de la Ciudad de México. González Obregón también da a conocer la historia y transformaciones de sitios, calles y monumentos emblemáticos de su época; otro aspecto tratado son las costumbres de la sociedad. Todo esto lo narra desde la época virreinal hasta su presente, y estas crónicas de carácter histórico fueron reunidas en su libro México Viejo en 1891, que sería ampliado con nuevas investigaciones y tendría el título final de México viejo y anecdótico. Su pasión por la divulgación histórica lo llevó a escribir en distintos periódicos, entre los cuales se encuentran El Partido Liberal, El Mundo Ilustrado, Anales del Museo Nacional, El Universal, El Universal Ilustrado, Revista de Revistas y Revista Nacional de Letras y Ciencia. Algunos de los seudónimos que utilizó fueron Cálamo Currente, Arqueófilo y Luis Rey. Su fama como historiador lo llevaría a ocupar distintos cargos públicos en el Archivo General de la Nación y en la Biblioteca Nacional de México. Luis González Obregón fue, asimismo, miembro de número en la Academia de la Historia y en la Academia Mexicana de la Lengua. 3-8_Comentario de “México viejo_ Luis González Obregón, “México viejo. El alumbrado”, en El Nacional, año xiii, t. xiii, núm. 106 (2 de noviembre de 1890), p. 2.