Vicente Riva Palacio

Vicente Riva Palacio

Vicente Riva PalacioEscritor, historiador, militar y político. Nació en 1832, en la Hacienda de La Asunción, cerca de Chalco; su padre fue Mariano Riva Palacio, quien desposó a Dolores Guerrero, hija del insigne Vicente Guerrero. Estudió en el Colegio de San Gregorio en 1845, ingresó al Instituto Literario de Toluca y terminó sus estudios en el Nacional Colegio de Abogados en 1854.

Vicente Florencio Carlos Riva Palacio Guerrero defendió a su nación desde muy joven, ya que hacia 1847 –durante la invasión norteamericana–, al saber que extranjeros habían profanado el suelo mexicano, decidió defender la hacienda familiar. Participó en distintas contiendas militares, entre las que destaca ser prisionero de Félix María Zuloaga y Miguel Miramón en 1858-1859; durante la Intervención francesa se unió al bando del general Ignacio Zaragoza. En 1865 dirigió el gobierno de Michoacán, luego fue magistrado de la Suprema Corte de Justicia. Durante el primer mandato del general Porfirio Díaz lo nombraron ministro de Fomento, Colonización, Industria y Comercio. En 1884 tuvo una desavenencia con el trienio de Manuel González, fue arrestado en la cárcel de Santiago Tlatelolco y se le suprimió su licencia del Ejército. Finalmente, en 1886 fue ministro de México en la corte española.

Como escritor, se dio a conocer en el ámbito literario mexicano como dramaturgo, entre 1861 y 1862. Redactó –con su amigo Juan A. Mateos– obras de corte liberal que, además de difundir el conocimiento histórico, empezaron a abrir un nuevo panorama para el teatro propiamente hecho en México. Entre ambos presentaron 12 obras, entre las cuales destacan títulos como Odio hereditario, El abrazo de Acatempan, Temporal y eterno y El incendio del Portal de Mercaderes donde, con un estilo innovador para la época, critica a sus contemporáneos y por ello es conocido como el iniciador del sketch político en México.

En 1861 el presidente Benito Juárez mandó recoger del Arzobispado el archivo de la Inquisición, el cual quedó bajo el resguardo de Riva Palacio, hecho del cual surgieron distintas obras como El libro rojo. Hogueras, horcas, patíbulos, martirios, suicidios y sucesos lúgubres y extraños acaecidos en México durante sus guerras civiles y extranjeras 1520-1567, publicado en 1869 e ilustrado con litografías, y la segunda parte de México a través de los siglos (1882), libros cuyos temas son de la época colonial. El interés histórico se extendería a casi todas sus novelas y sería el parteaguas de la reconstrucción histórica ficcional como una nueva forma de comprender el pasado.

Publicó siete novelas de temas coloniales: en 1868 vieron la luz Calvario y Tabor; Monja, casada, virgen y mártir y Martín Garatuza; Los piratas del Golfo y Las dos emparedadas, en 1869; La vuelta de los muertos en 1870 y finalmente las Memorias de un impostor. Don Guillén de Lampart, rey de México, en 1872; cada una tuvo 20 entregas de 32 páginas y su editor fue Manuel C. Villegas.

Dentro de la prosa, cuando viajó a Madrid para ejercer su puesto como ministro plenipotenciario de México (1886-1896), publicó narraciones en La Ilustración Española y Americana, que en 1896 fueron reunidos en el libro titulado Cuentos del general.

Participó también en las veladas literarias promovidas por el grupo de Ignacio Manuel Altamirano. En cuanto a la lírica, publicó poemas en periódicos capitalinos como El Radical, La Reconstrucción y El Federalista, bajo el seudónimo de Rosa Espino, acción aplaudida por sus contemporáneos –en especial por don Anselmo de la Portilla– que le valdría a la ficticia Rosa su ingreso al Liceo Hidalgo. Sin embargo, Riva Palacio cultivó poco este género, pues él mismo afirmó su desconocimiento sobre métrica, si bien publicó dos libros, Páginas en verso y Mis versos.

Como periodista, siempre demostró su carácter liberal. Fue el fundador y creador de los periódicos La Orquesta, El Ahuizote, El Radical y La Vida en México, además de colaborar en El Monitor Republicano, El Heraldo, El Marqués de Caravaca, Rigoletto, El Búcaro, La Sombra, El Siglo Diez y Nueve, El Doctor Merolico, El Partido Liberal, El Imparcial, El Nacional, La Ilustración Española y Americana, El Constitucional. Firmó con los seudónimos Cero, Rosa Espino o R. E, El General, Juan de Jarras, Antonio Pelagio Labastida y Dávalos, Leporello, R. P, R. V. y Vicente.

Al ser un gran crítico político –y por contar con una pluma llena de sarcasmo e ironía–, tuvo desavenencias con el gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada y con el grupo juarista, lo que le costaría el puesto como presidente de la Suprema Corte de Justicia; tales críticas se encuentran dentro de las páginas del periódico El Ahuizote. Semanario feroz aunque de Buenos Instintos. Pan, Pan; y Vino, Vino: Palo de Ciego y Garrotazo de Credo, y Cuero, Tente Tieso.

Trabajó el género de la biografía en Los ceros: galería de contemporáneos, donde escribió 22 semblanzas de personajes de la vida nacional del siglo xix mexicano, por ejemplo Juan A. Mateos, Francisco Sosa, Manuel Payno, Guillermo Prieto, Juan de Dios Peza, José María Roa Bárcena y Justo Sierra. Con Rafael Ortega realizó una antología de poetas contemporáneos: El Parnaso Mexicano, cuyos primeros ejemplares verían la luz en 1885.

Como figura política y viajero que era, Vicente Riva Palacio murió en España en 1896, mientras ejercía su cargo como ministro plenipotenciario del gobierno de México.

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