«Trabajó privadamente mientras la niña crecía, con la secreta ilusión de que ésta fuera una mujer privada también.»
Federico Gamboa y Ángel de Campo
Siluetas que Pasan. El papá de la tiple Ángel de Campo Ángel Efrén de Campo y Valle nació el 9 de julio de 1868 y murió a causa del tifo el 8 de febrero de 1908 en la Ciudad de México. Creció en una familia de clase media y su padre fue un militar de carrera. Siendo muy niño quedó huérfano de padre, así que él, sus hermanos y su madre estuvieron bajo el resguardo de la familia materna. Cuando cursó sus estudios en la Escuela Nacional Preparatoria conoció a Ignacio Manuel Altamirano, de quien aprendió el gusto por la literatura. Las enseñanzas y el estímulo recibidos de él contribuyeron a la creación, por parte de Ángel de Campo y su amigo Luis González Obregón, de la asociación literaria el Liceo Mexicano (1885-1892), y comenzó a utilizar el seudónimo de Micrós. Estudió en 1889 la carrera de medicina, sin embargo, la dejó inconclusa debido a la muerte de su madre el año siguiente, y tuvo que empezar a trabajar en la Secretaría de Hacienda para mantener a sus hermanos. Su participación en periódicos como El Partido Liberal y El Nacional resultó la aparición de su libro Ocios y apuntes (1890), donde reúne material escrito durante su labor periodística. Cabe destacar la aparición por entregas de su única novela en El Nacional, La Rumba (1890-1891). Entre 1894 y 1896 comenzó a colaborar en la Revista Azul, fundada por Manuel Gutiérrez Nájera y Carlos Díaz Dufoo y considerada símbolo del Modernismo nacional. Las numerosas colaboraciones en distintos diarios llevaron a Ángel de Campo a realizar otro libro de recopilación, Cosas vistas (1894), y tres años más tarde escribió Cartones. En 1899 empezó a colaborar en El Imparcial, donde publicó su sección dominical “La Semana Alegre”, utilizando el seudónimo de Tick-Tack. En esta columna apareció su novela corta El de los claveles dobles. Por otra parte, contribuyó con su estudio “La hacienda pública desde los tiempos primitivos hasta el fin del gobierno virreinal” en la obra México: su evolución social (1891). En 1906 obtuvo la cátedra de lengua nacional en la Escuela Nacional Preparatoria. Su labor literaria lo llevó a cultivar distintos géneros, como la crónica el cuento, la novela y la poesía. Sus personajes suelen ser los pobres y la pobreza, los animales desdichados, las costumbres, fiestas y la gente de clase media. Su seudónimo de Micrós está cargado de realismo y sentimentalismo a la vez, cualquier aspecto lo conmueve y es piadoso. Con el seudónimo de Tick-Tack cambia un tanto su actitud y el humor y la ironía le dan a su sección un tono distinto, pero Ángel de Campo no deja de lado su agudeza visual para describir escenas de la vida cotidiana: mientras Micrós cultiva la poesía, el cuento y la novela, Tick-Tack hace lo propio con la crónica. Federico Gamboa De 1880 a 1881 Federico Gamboa vivió un año en Nueva York, donde aprendió inglés, pues su padre fue representante del gobierno de México en la Junta Directiva del Ferrocarril de Tehuantepec. Al regresar a México estudió tres años de Derecho, hasta que murió su padre. Luego pasó a las redacciones de los periódicos primero como traductor para El Diario del Hogar, donde comenzó con su labor periodística al redactar la sección “Desde mi Mesa” (24 de diciembre de 1885 al 24 de enero de 1886), que firmó con el seudónimo de La Cocardière, cuyo significado ha tenido varias acepciones, por ejemplo “el patriotero”, “el chauvinista” o “mujer que colocaba escarapelas a los miembros de la Asamblea Nacional en Francia”. Gamboa desempeñó varios oficios ligados con el quehacer escriturario: fue escribano en una notaría, periodista, cronista, reportero, gacetillero, prologuista, novelista y corrector del periódico jurídico El Foro, así como redactor (por invitación de Juan de Dios Peza) de El Lunes. Novelista, dramaturgo, diplomático, catedrático y periodista, sus contemporáneos lo apodaron “El pájaro Gamboa”. También colaboró en El Imparcial, El Diario del Hogar y en El Mundo, donde –junto con el escritor y amigo suyo Ángel de Campo– publicó la sección “Siluetas que Pasan”, firmada bajo los seudónimos de Bouvard y Pécuchet, que hacen referencia a la obra homónima (1881) de Gustavo Flaubert, cuyos personajes principales intentan incursionan en cualquier actividad humana, sin éxito alguno. En 1888 Gamboa fue designado secretario de la Legación de México en Guatemala, donde también fue encargado de negocios en 1898; luego pasó a Buenos Aires y Brasil en 1890. De 1902 a 1905 formó parte de la Embajada de México en Washington. En 1893 tuvo una estancia en París, lugar donde conoció a Émile Zola, e intentó conocer a Goncourt y a Daudet sin éxito. Ese mismo año tuvo una entrevista con el general Porfirio Díaz, a quien le fue fiel aun después del estallido de la Revolución mexicana. Gamboa regresó a Guatemala en 1906, y en 1909 tomó el cargo de subsecretario de Relaciones Exteriores. Después de la Revolución mexicana y con Victoriano Huerta en el poder, en 1913 fue embajador especial en España, Bélgica y Holanda. Vivió en La Habana de 1915 a 1919. Durante su exilio colaboró con diferentes cuentos que versaron sobre la historia mexicana en la publicación periódica cubana La Revista Social. En 1923 regresó a México, sin ejercer ningún cargo público. Se dedicó a sus cátedras de literatura y ocupó durante 15 años la presidencia de la Academia Mexicana de la Lengua. Publicó las novelas Del natural (1888), Apariencias (1892), Impresiones y recuerdos (1893), Suprema ley (1896), Metamorfosis (1896-1897) y Santa (1903). Por el carácter de sus tramas, ha sido considerado uno de los mayores exponentes del Naturalismo en México. En 1899 colaboró, asimismo, en el periódico El Imparcial. Es autor de las obras de teatro tituladas La última campaña (1894), Divertirse, monólogo en prosa (1894), La venganza de la gleba (1904), A buena cuenta (1907) y Entre hermanos (1928). Por otra parte, tradujo La señorita inocencia, arreglo de la opereta-vaudeville “Mams’ lle Nitouche” de Meilhac y Millaud (1888), y La moral eléctrica, arreglo del vaudeville “Le fiacre 117” (1889). Por último, Federico Gamboa escribió sus memorias en Mi diario (1907-1938), una colección que constó de cinco volúmenes. 3-9, comentario, el papa de la tiple Federico Gamboa y Ángel de Campo, Bouvard y Pécuchet, “Siluetas que Pasan. El papá de la tiple”, en El Mundo, t. vii, núm. 1009 (23 de septiembre de 1899), p. 2.
Nació en la Ciudad de México el 22 de diciembre de 1864, su apellido materno fue Iglesias, ya que fue hijo de Lugarda Iglesias, hermana de José María Iglesias, quien ocupó la Presidencia de la República durante los años 1876-1877, y de Manuel Gamboa.