«Y por eso cada calle tiene aspecto de plazuela en día de feria, por eso parece baratillo y se da el caso en que la gente decente, es decir decentemente vestida, se baje de la banqueta para no perder un Seguir leyendo Kinestoscopio. México andando
«Entonces fue cuando apareció por primera vez en México el tipo popular llamado sucesivamente guarda, sereno y gendarme: tipo estoico porque él ha resistido siempre el calor, el frío, la menuda lluvia y los fuertes aguaceros; tipo sufrido porque él Seguir leyendo México viejo. El alumbrado
«Queda, pues, demostrado que el lépero existe en nuestra sociedad por una deficiencia de la educación, y que es a nuestra cultura y modo de vivir en México lo que el gitano a las razas civilizadas; que su distintivo característico Seguir leyendo Artículos Ligeros sobre Asuntos Trascendentales. El sombrero ancho
«Os hablaré de mi primer paseo en esta misma tarde, paseo risueño y delicioso; quiero hablaros del Monte Pincio, que es en Roma lo que las Delicias en Sevilla, la Fuente Castellana en Madrid, el Bosque de Bolonia en París Seguir leyendo El monte Pincio en Roma
«La envidia, la impaciencia del yugo y el desprecio del deber, parece que son las tres virtudes teologales que están a la orden del día. No sé qué blasfemo antiguo dijo: «para lograr el fin, todos los medios son buenos»; Seguir leyendo Humoradas Dominicales
«La lotería moderna o nueva, que pertenece más bien a la especie de las llamas rifas, carece de aquellos vicios y, según la tenemos hoy, puede asegurarse que es la mejor, la más racional y la más favorable a los Seguir leyendo La lotería
«Tenía como otros Del nuevo estilo, Bajo del brazo, No un bejuquillo, Sino un gran palo Nada esquisito…» El Tuerto
«¿Cuándo iba a cambiarse esa situación de hondísimas penas, de tan grandes angustias para México? No lo sabemos, pero estábamos seguros de que concluiría todo aquello y de que un día, triunfante el partido nacional, elevado el pabellón tricolor a Seguir leyendo Miseria pública
«En que la ociosidad y la necesidad son los estímulos más poderosos para corromper el corazón humano. […] De consiguiente, nada nuevo es que muchos muchachos aprendan a robar dentro de la misma cárcel.» José Joaquín Fernández de Lizardi