«Una mujer comienza por desear ser hermosa, bien pronto quiere que se lo digan; poco después aspira a una preferencia exclusiva, enseguida le son insuficientes los rendimientos, y es necesario halagarle estas pasiones; ninguna pena le causa el porvenir; los celos y el odio a las personas de su sexo la entregan en poder de su amante.»
T. por J. A.
“La coquetería”, trad. por J. A., en El Recreo de las Familias (15 enero 1838), p. 211-213.