Defensa de mis Señores los Médicos y Cirujanos

«Es verdad que Dios no necesita de los médicos ni cirujanos, ni de otro alguno para que unos padezcan los males y otros mueran: es verdad que un médico malo es más terrible que la fiebre amarilla, el insulto, la apoplejía y todas las enfermedades; y lo es también que los poquísimos buenos yerran sin remedio muchas veces, pero todos son ministros ejecutores de la justicia de Dios.»

Anónimo.


 


 

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